martes, 25 de junio de 2013

A este lado del paraíso


Indiferencia


¿Te conozco de algún lado?


Despliegue rosa



Me pica... justo ahí...


Madre e hijo


El gran señor


Tierra de iguanas




Floreana




Pequeña gran presencia


lunes, 24 de junio de 2013

George

Estaba lejos de nosotros, más allá de nuestras miradas, más allá del tiempo, de nuestro tiempo. Una turista yanqui dijo que lo veía demasiado lento. Se olvida que está hablando de una tortuga, pensé sonriendo. Pero tal vez algo de razón tenía. Llegué a verlo un par de veces los días anteriores. Y la tarde de ese 24 de junio quise regresar. No sé por qué. Quería volver a verlo. Más allá de todo lo que se decía de él, que era el último en su especie, que no era tan solitario porque tenía dos jóvenes compañeras, que al principio no sabía cómo montárselas, que había aprendido del Diego cómo hacerlo, que lo había hecho, que no había dado resultado, que algunos no perdían las esperanzas, que no sabían con certeza su edad pero que ciertos guías le vaticinaban noventa años más de vida. Más allá de tantas palabras, quería volver a verlo. Porque como dije al principio, cuando lo visité estaba lejos de nosotros, demasiado lejos. Estaba -cómo saberlo en ese momento- al borde de algo, aunque pareciera una postal inmóvil. Y se nos fue. Uno piensa que no va a irse nunca, uno quiere pensar eso, quiere aferrarse a esa falsa postal que pretende permanecer quién sabe por cuánto tiempo. Un presente continuo. Un presente mentiroso. Solamente algo tan estúpido como una gramática puede hablar de un presente continuo. No hay presente continuo. Los gramáticos deberían leer a Kurt Vonnegut para dejarse de joder con el tiempo. Billy Pilgrim, su entrañable personaje de Matadero cinco, probablemente diría que tanto el nacimiento como la muerte de George han ocurrido y seguirán ocurriendo todo el tiempo. El que no lo entiende, que se vaya a Tralfalmadore. Probablemente ahí se lo expliquen mejor. El único problema es que una vez allá, ya no hay regreso. No digo regreso a la Tierra, sino a una manera lineal de entender y vivir el tiempo. No hay mucho más que decir. Una vez más, las palabras de Billy: adiós, hola, adiós, hola.

Se me escapó la tortuga