Por qué será que cuesta tanto partir.
Partir, partirse en dos,
para que una parte
se vaya,
errante,
errando,
perdiéndose,
buscando
aquella otra parte
que nunca se fue
y quedó anclada,
en algún rincón,
bajo el polvo que en silencio
fueron trayendo
incontables atardeceres,
junto a la ausente compañía
de tantos recuerdos olvidados.
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