Estamos caminando mamá, Denise y yo. Hace un poco de frío. Si bien tengo short, creo que en algún bolso hay abrigos. No me queda claro si el barco va a pasar por lugares cálidos o fríos. ¿Será suficiente el abrigo que llevo? Mamá nos acompaña hasta el barco. Cuando estamos entrando Denise empieza a tocar la flauta. Tiene una barroca parecida a la mía. Le digo que tal vez no es buena idea tocar justo ahí, en ese momento. Mamá nos dice que está orgullosa de nosotros, que tomamos decisiones diferentes a las que ella habría esperado, que está bien. Le pregunto si va a viajar con nosotros, porque se escucha la sirena del barco. Me dice que no. La acompaño a la salida, pero el barco ya se está despegando lentamente del muelle. El personal se da cuenta de que mamá trata de salir y la ayuda. Yo también le doy una mano para que no se caiga. Por momentos parece fácil salir, por momentos no tanto. Se sienten las olas, la plataforma que se acerca y se aleja. Dos marineros la ayudan a dar un salto que se prolonga unos segundos en el aire. Me preocupa la caída, que no se haya lastimado los tobillos. Me mira como diciendo está todo bien, pero no sé si en verdad está todo bien. Nos vamos alejando y habría preferido que nos despidiéramos de otra manera, sin tanto sobresalto.
Demian, nunca nunca dejes de escribir!
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